
El 22 de abril hizo un año desde que te fuiste físicamente del mundo de los vivos, pero sigues fuertemente dentro de cada una de las personas en las que dejaste huella. La gran cantidad de amistades que hiciste en vida ahora tienen un vínculo muy especial para muchos de nosotros, que, dejando a un lado las diferencias de cada cual, tenemos en común el haberte conocido. Y esto gracias a ti, incansable hasta tu último aliento, que llevabas siempre la amistad como bandera.
Hemos pasado ya 12 meses si ti, y a pesar del tiempo todos nosotros seguimos recordando los momentos compartidos. Se nos llena el corazón de nostalgia y gratitud por haber tenido el privilegio de conocerte. Tu partida dejó un profundo dolor, pero también infinidad de recuerdos preciosos que atesoraremos por siempre.
Recordamos tu luz allá donde estuvieras, con ese espíritu siempre positivo. Y hacemos prevalecer lo bonito para darle continuidad a ese legado que nos has dejado. Tu amistad era un regalo invaluable que siempre apreciaremos. El vacío de tu ausencia es complejo rellenarlo con palabras, pero nos consuela saber que tu espíritu vive en cada uno de nosotros. Tu partida nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento y cada persona que entra en nuestras vidas.
Sigue descansando en paz, querido amigo. Sigue brillando en el firmamento. Nosotros, todos y cada uno de nosotros, los que subscribimos estas palabras, seguimos recordándote, con tu luz, amor y bondad con la que nos impregnaste.
Mucho amor y gratitud infinita.

















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