Flujo de devoción de Abarán y Cieza con los Santos Médicos y el Santo Cristo

La fecha del 11 de mayo de 2024 ha quedado marcada en la historia de los municipios de Abarán y Cieza como aquella en la que el Santísimo Cristo del Consuelo visitó Abarán, por primera vez, en sus más de cuatro siglos de historia. Fue en la tarde de un sábado y junto a nuestros patronos, San Cosme y San Damián, en un gesto de reciprocidad tras la visita de los Santos Médicos a Cieza en el año 2013 en lo que fue otro evento sin precedentes hasta ese momento, ya que las imágenes de los dos hermanos médicos que se veneran en nuestra localidad nunca antes habían dejado su ermita para participar en un desfile fuera de nuestras fronteras.

De manera puntual, a las cinco, las pequeñas imágenes de los patronos de Abarán partían desde su ermita para trasladarse hasta la parroquia de San Pablo siguiendo un itinerario a través de la calle Médico Gómez, Bernardo Guillamón y Domingo Gómez.

Una vez allí y tras en reencuentro con el Santísimo Cristo del Consuelo en el interior del templo, se ponía en marcha un cortejo procesional arropado por varios cientos de personas, muchas de ellas llegadas desde la vecina Cieza, que abarrotaban el atrio de la iglesia y se dejaban llevar por la emoción cuando las veneradas imágenes hacían su salida para comenzar un desfile que transcurrió por la calle Domingo Gómez, Bernardo Guillamón, Médico Gómez, Luis Carrasco, Ramón y Cajal, San Damián, Doctor Molina y Paseo de la Ermita con el acompañamiento musical de la Agrupación Musical ‘San Juan Evangelista’ y la Agrupación Musical ‘Santa Cecilia’.

A la llegada a la Ermita se vivieron escenas inolvidables cuando los dos tronos comenzaron a caminar al mismo compás y acompañados de cálidos aplausos por parte del numeroso público que se fue congregando en este singular paseo de Abarán, testigo de excepción de esta cita histórica.

Una misa de campaña, cantada por el coro parroquial de San Pablo, puso el brillante colofón a esta inolvidable jornada que ha unido en devoción a los vecinos de Abarán y Cieza. «Este día tiene que quedar grabado en nuestra memoria y en nuestro corazón», decía Miguel Ángel Saorín, párroco de la iglesia de San Pablo al término de la misa.