
Natural de La Hoya del Campo y afincada en Murcia desde hace dos décadas, Laura López Pagán es una mujer que irradia pasión por todo lo que hace. Abogada de profesión y vocación —“la más bella del mundo”, como decía Voltaire—, dirige desde hace casi quince años su propio despacho, LP Abogados. Sin embargo, en el último año ha dado un salto inesperado, dejando volar una parte de sí misma hacia un nuevo sueño: la moda.
“Siempre me ha fascinado la moda, pero nunca me lo había planteado con la suficiente convicción como para hacerlo realidad”, confiesa. Todo cambió tras la pérdida de su padre, una figura clave en su vida. “Mi padre ha sido la persona que más ha creído en mí. Su partida fue un proceso muy doloroso, pero también el impulso que necesitaba para cumplir mi sueño. Sigo sintiéndolo cada día, y decidí recordarlo desde el amor”.
De ese vínculo nació Wings, su firma de moda casual y unisex, creada “en homenaje a los que nos acompañan desde el cielo”. Su lema, “Heaven has angels” (En el Cielo hay Ángeles), refleja la esencia del proyecto: prendas que simbolizan el abrazo de aquellos que ya no están, pero siguen presentes. “Wings rinde homenaje a todos esos ángeles que nos protegen. Quiero que quien lleve una prenda sienta que esa persona especial camina con él”.
El nombre y el número 13, presentes en todas las piezas, también guardan un significado profundo. “Mi padre nació el 13 de junio y falleció el 13 de julio, a las 13 horas. Era su número talismán, y lo sigue siendo para mí. Cada prenda de Wings lleva ese número como recordatorio de que los lazos verdaderos no se rompen nunca”.
La marca, que puede encontrarse en la web www.wearwings.es y en Instagram (@wearwings), ha tenido una gran acogida en sus primeros meses de vida. “El camino no ha sido fácil. He sentido miedo, incertidumbre, ganas de rendirme… pero la ilusión siempre ha sido más fuerte. Hoy miro atrás y solo puedo sentir gratitud”, afirma emocionada.
El eslogan de Wings, “A la vida ganas y, a los sueños alas”, resume su filosofía vital. “Tras la muerte de mi padre, decidí quedarme con los 44 años de amor que me regaló. La vida, pese a los reveses, es demasiado bonita para no vivirla intensamente. Si hay que volar, se vuela. Los sueños hay que perseguirlos con constancia y amor”.
Entre risas, Laura recuerda uno de los gestos más cotidianos que aún la conectan con su padre: “Siempre decía que el café había que tomarlo con la mano izquierda, porque hay menos zurdos y así el borde de la taza está más limpio. Tengo pendiente esa taza de café con él… y sé que algún día la tomaremos juntos”.
Wings no es solo una marca de moda. Es una historia de amor, pérdida, gratitud y esperanza. Un recordatorio de que los sueños —cuando se persiguen con el corazón— siempre encuentran la forma de desplegar sus alas.















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