La familia Pascual Gómez se asoma hoy a las páginas de 'La Verdad'

La sanidad y la educación, dos de los pilares más importantes de la sociedad, junto a la familia y la justicia, están muy presentes en el domicilio del matrimonio abaranero formado por José Antonio Pascual López y Victoria Gómez, de 47 y 50 años, respectivamente. Él, médico de Familia Comunitaria, ejerce en el Centro de Salud de Calasparra desde hace años; y ella, maestra, imparte enseñanza en el colegio Juan XXIII de Abarán, desde hace doce años y donde dice que le gustaría jubilarse.

 

Conscientes del profundo cambio de hábitos tanto sociales como laborales provocados por la pandemia del coronavirus -«cumplimos a rajatabla las indicaciones sanitarias», sostiene-, este matrimonio, que está llevando con «normalidad la actual situación y nos consideramos muy afortunados por tener una casa muy cómoda en todos los sentidos», que permite «no aburrirse demasiado» a sus dos hijos: José Antonio, de 13 años, y Claudia, de 16, estudiantes de segundo y cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), respectivamente, en el IES Villa de Abarán. «Estamos muy orgullosos de ellos porque van muy bien en los estudios», proclama la madre.

 

Otra circunstancia que llena de satisfacción y deleite al matrimonio es que ambos adolescentes «tienen decidido qué estudiarán cuando acaben su Bachillerato: Claudia hará Medicina y José Antonio se ha decantado por Magisterio; las mismas carreras que nosotros».

 

 

«El distanciamiento social no se cumple a rajatabla; muchas personas van al súper varias veces al día»

 

La jornada en casa de esta familia abaranera comienza a las nueve de la mañana con el desayuno y el inicio de las tareas escolares, que «además de las enviadas por sus respectivos profesores, incluyen las de la academia de inglés, que realizan a través de videoconferencia», señala la madre.

 

En el caso de Victoria -Vicky, como la llaman en casa-, además de atender las tareas del hogar, supervisa el trabajo de sus alumnos: «Tengo un grupo de tercero de Primaria con 24 niños y mantenemos el contacto a través del programa Classroom, y de la aplicación TokApp, que nos permite comunicarnos con las familias empleando el móvil», incide esta profesora que lamenta que, «por desgracia, haya casas que no poseen ordenador. Con ellos nos comunicamos vía WhatsApp», afirma.

 

Con sus familiares también se comunican por teléfono. Él suele llamar a sus padres, y ella a su hermana, que vive en Madrid; a su padre y al resto de sus hermanos.

 

 

Aplausos y oraciones

 

El padre, por su parte, cuando no le toca trabajar, se suma a las tareas diarias, a las que se añaden «escuchar música, oír a Claudia tocar el piano y leer algún libro», dice José Antonio Pascual, muy preocupado por esta enfermedad. Para él, «el distanciamiento social no se está cumpliendo a rajatabla» y pone como ejemplo que «muchas personas acuden varias veces al día al supermercado», por lo que «estamos convencidos de que las medidas de confinamiento y aislamiento se van a prolongar».

 

Como el día es muy largo, la familia aprovecha parte de la tarde para hacer gimnasia en casa, y por la noche se sientan juntos en el sofá «para ver la serie 'Las chicas del cable'», a la que están «enganchados». Antes, a las ocho de la noche, cumplen con «el aplauso a los sanitarios» y rezan «todos juntos para que Dios nos proteja», aseguran».