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LA VOLUNTAD VECINAL

José S. Carrasco Molina Lunes, 12 de Abril de 2021 Tiempo de lectura:

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La palabra “voluntad” proviene etimológicamente del verbo latino “volo” que significa “querer, desear”. Y si a esa palabra le añadimos el adjetivo vecinal, conseguimos una expresión que encierra fuerza, potencia, poderío.

 

Y es que cuando un grupo de vecinos se une con una misma intención, se asocia para conseguir un único objetivo, los resultados pueden ser extraordinarios y muy ventajosos para la sociedad de la que forman parte. Siempre se ha dicho, y es cierto, que la unión hace la fuerza.

 

Pero esa afirmación choca contra una tendencia que está muy unida a la naturaleza humana y es el personalismo, el preferir llevar adelante una tarea en solitario, sin recurrir al resto de la sociedad, aunque los beneficios repercutan en ella.

 

Y es cierto que en nuestro pueblo, a lo largo de la historia, la mayoría de las metas que se han conseguido, lo han hecho gracias a la actuación de una o muy pocas personas, a un personalismo que no ha sido ni mucho menos por conseguir relevancia o prestigio social, sino, al menos en la mayoría de los ejemplos, como muestra de generosidad y desprendimiento y de amor a este pueblo. Y así se hizo la Ermita o se subió al equipo de fútbol a Segunda División o se consiguió que desfilaran en Abarán bellas imágenes o tronos en su Semana Santa y otras tantas realizaciones o iniciativas que han engrandecido a este pueblo y que han sido posibles gracias a la voluntad y a la generosidad de personas aisladas. Y hay que agradecer siempre estas actitudes y comportamientos hoy ya bastante alejados en el tiempo.

 

Hoy los tiempos y la mentalidad han cambiado y se hace imprescindible el aunar voluntades para conseguir metas que desarrollen o dignifiquen a un pueblo. Es verdad que no siempre se consigue mover muchas voluntades por muy buena que sea la causa, pero, cuando se logra, merece la pena.

 

Aterrizando en la realidad de este pueblo, en los últimos tiempos, estamos viviendo algunos ejemplos de esa fuerza de la voluntad vecinal que está moviéndose para alcanzar metas en diversos ámbitos.

 

No siempre se tratará de conseguir unir voluntades para colaborar económicamente en la adquisición de algo que engrandezca al pueblo, sino que también esta armonización de voluntades puede ir encaminada a mantener o potenciar las señas de identidad de una comunidad que nunca deberían perderse o ir diluyéndose con el paso del tiempo.

 

Y así, para mantener nuestro rico patrimonio inmaterial, ha hecho falta que se hayan unido muchas voluntades de animeros, de procesionistas, de giganteros… sin los cuales nos hubiéramos quedado sin algo tan arraigado en este pueblo como nuestro Día del Niño o nuestras procesiones o nuestros cabezudos, tesoros de nuestro patrimonio.

 

Pero, en estas últimas semanas, estamos siendo testigos de cómo se ha movido esta voluntad vecinal y, gracias a ello, se han conseguido diferentes logros, todos ellos en beneficio de nuestro pueblo.

 

Y así, dentro de nuestro patrimonio inmaterial, se ha conseguido revitalizar una costumbre muy antigua y muy nuestra, que ya no se mantiene en muchos kilómetros a la redonda, como es la tradición de los muñecos para partir la cuaresma. Y, con la voluntad, siempre unida al esfuerzo, de bastante gente se consiguió, y sirvió, entre otras cosas, para que el nombre de Abarán sonara en bastantes medios regionales, además de los locales. Y esto puede ser el punto de partida de una celebración que tiene muchas posibilidades de todo tipo y que podríamos ir pensando en explotar si lo que queremos es mover este pueblo hacia adentro y hacia afuera.

 

Un segundo ejemplo de esta unión de voluntades se vivió también hace unas semanas con la inauguración del nuevo pórtico de la iglesia de San Juan Bautista que necesitaba con urgencia una restauración y que ha venido a engalanar y a dar un toque de elegancia a la entrada de este pueblo, pues su iluminación es un ejemplo de buen gusto. Detrás de ello no está el bolsillo único de un benefactor (algo que ya hoy es difícil encontrar) sino un esfuerzo vecinal de mucha gente que ha querido lograr una meta entre todos.

 

Y un tercer ejemplo podría ser la voluntad vecinal que ha despertado para poner en marcha el reloj de San Pablo algo que con más de dos siglos de historia, llevaba ya varios años averiado y no se veía ánimo ni voluntad de arreglarlo. Ese reloj era todo un símbolo del pueblo y había que ponerlo en marcha como metáfora de la necesidad de poner en hora también a un pueblo que, en algunos ámbitos, necesita actualizarse y ponerse en hora. Pues he aquí que se puso en marcha la voluntad vecinal y ya se está reparando y se están consiguiendo los medios económicos para que las agujas vuelvan a señalar la hora exacta y para que vuelvan a oírse los cuartos y las horas con una programación determinada para evitar molestias. Y muchos abaraneros de más acá y más allá de la Garita están colaborando de  manera generosa y pronto será una realidad.

 

Es verdad que siempre hace falta alguien que aglutine, que motive, que coordine, que remueva esa voluntad vecinal pero, al final, el mérito es de todos, el agradecimiento es para todos y no solo para una persona. Y eso hace pueblo, eso nos hace tener conciencia de la importancia de la unión de voluntades, de la conjunción de intereses pero no intereses políticos o económicos o personales, que es por lo que hoy se mueve gran parte de la sociedad, sino por intereses de pueblo, por amor a ese pueblo que nos ha visto nacer y cuyo nombre está por encima de cualquier sigla o partido o grupo.

 

Este es el camino que un pueblo debe seguir para ir consiguiendo avanzar en muchos aspectos, para ir logrando muchas metas en beneficio siempre de todos. Porque, al final, es el pueblo el que se beneficia y el pueblo somos todos y solo si apoyamos todos, si bregamos todos en la misma dirección conseguiremos poco a poco un Abarán mejor, más habitable, más ilusionante y para ello no harán falta muchas veces grandes proyectos, obras colosales o realizaciones suntuosas sino que, en ocasiones, lo conseguiremos con detalles pequeños en apariencia pero grandes, muy grandes en su alcance, valor y significado.

 

JOSE S. CARRASCO MOLINA

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