
Pese a que las oficinas de las entidades bancarias cuentan a día de hoy con los más modernos sistemas de seguridad antirrobo, no cabe duda de que el factor humano sigue siendo un elemento fundamental para tratar de evitarlos.
Así quedó reflejado este viernes en una sucursal de Abarán donde varios individuos intentaron llamar la atención del empleado de la caja (el único que se encontraba trabajando en ese momento), haciéndole creer que había un problema con el cajero automático. Supuestamente el propósito no era otro que lograr que el trabajador abandonara su puesto de trabajo y saliera de la caja. Por suerte, la pericia del empleado le hizo no caer en la trampa.
Según la información recabada por este medio, un individuo, haciéndose pasar por cliente, entró en la oficina y se sentó a esperar su turno. Llegado el momento de atenderle y viendo que no se acercaba, el cajero le hizo ver que ya le tocaba, argumentando entonces el supuesto cliente que estaba a la espera de que llegase su madre, y que la seguiría esperando.
Fue entonces cuando, desde la puerta de la oficina, a través de los cristales, varios individuos, comenzaron a llamar la atención del empleado haciendo aspavientos para que saliese, argumentando que el cajero automático se había averiado y que estaba arrojando dinero al suelo. Incluso en un intento de dar veracidad a su historia, uno de los tipos llegó a agacharse, cogió unos billetes y los lanzó al aire para que el empleado los viera. Afortunadamente el plan no les funcionó.
El trabajador, lejos de creerse lo que le querían hacer creer, cogió el teléfono y les dijo que no se preocupasen, que iba a llamar al técnico para que viniese a reparar el cajero, o que, para mayor rapidez, lo que haría sería llamar primero a las fuerzas de seguridad para que custodiasen el dinero que supuestamente había esparcido por el suelo.
El resto de la historia ya se lo pueden imaginar: nada más descolgar el teléfono los individuos que estaban junto al cajero acabaron desapareciendo, no dejando ni rastro de los supuestos billetes que había por el suelo. El otro individuo, el que estaba en el interior, también acabó esfumándose, y su supuesta madre nunca llegó.
Finalmente una patrulla de la Policía Local de Abarán y otra de la Guardia Civil se personaron en la oficina bancaria y, tras obtener una descripción de la apariencia física y vestimentas de los sospechosos, realizaron una batida por la zona en un intento de dar con ellos e identificarlos, aunque la búsqueda no dio resultados.
Añadir, por último, que pese a este incidente, la entidad bancaria siguió abierta al público y atendiendo a sus clientes con absoluta normalidad.







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