«El malestar por el cierre del ambulatorio en Hoya del Campo es muy grande»

El anunciado ‘cierre por vacaciones’ de los ambulatorios médicos de las pedanías abaraneras de San José Artesano y Hoya del Campo que hoy, 8 de agosto se materializa, ha creado un gran malestar entre los vecinos afectados, quienes hasta el próximo día 31 deberán trasladarse hasta el Centro de Salud de Abarán para cualquier consulta sanitaria.

Así queda de manifiesto en una información publicada por el diario La Verdad que bajo el titular ‘Cerrado por vacaciones: viacrucis de camino al consultorio’, recoge las impresiones de algunas de las personas afectadas por esta merma del servicio sanitario en 19 puntos de la región y que aleja la atención sanitaria a cerca de 15.000 usuarios, abocados a desplazamientos particulares.

«Tengo que pedir favores en el trabajo para llevar a mi madre»

Fina Pagán, una vecina de Hoya del Campo lleva días viendo con ansiedad cómo se aproximaba el momento del cierre del consultorio de su pedanía. Varios ictus han dejado a su madre, Elisa, de 82 años, anclada a una silla de ruedas. Fina trabaja en una fábrica de rosquillas y su horario fijo, que no termina hasta las tres y media de la tarde, no le ofrece muchas opciones: «Para poder ir al Centro de Salud de Abarán hay que estar pidiendo horas y favores en el trabajo, desplazarte con el coche, llegar hasta allí y luego esperar a toda la gente que tienes delante. ¿Qué voy a decir en mi trabajo? ¿Qué voy a faltar una hora?, ¿dos horas?, ¿tres horas?».

«¿Qué hacen las personas que no tienen quien les lleve?»

«El malestar en Hoya del Campo entre los vecinos es muy grande. Nos cierran ahora el consultorio y, claro, aquí hay muchas personas mayores, muchos pensionistas que tienen a sus hijos trabajando y dependen de ellos para que los lleven», explica Pascual Argudo, un jubilado de 66 años de la pedanía abaranera que hace unos meses sufrió una caída de una escalera y que no quiere pensar qué ocurriría si se repitiera algo así con el consultorio cerrado.

«Los tres meses que estuve convaleciente, mi hija iba loca, llevándonos a uno y a otro al médico. Por suerte, yo tengo coche y ya me puedo mover, pero otros van a tener un problema muy gordo», señala. «En años anteriores, se han ido los sanitarios de vacaciones y por la tarde se ha dado servicio -remarca-. ¿Ahora, qué hacen las personas que no tienen quien las lleve?».

Pascual ya prevé la saturación en el Centro de Salud de Abarán con el cierre de los consultorios de las pedanías. «Si ya de por sí cuesta que te atiendan, cuando se deriven allí los pacientes de Hoya del Campo y San José Artesano, ¿qué va a pasar?», dice.