Acertadísimo artículo-información el que firma el abaranero de adopción Pedro Morente acerca de los actos vandálicos y actuaciones incívicas que, a poco que uno se dé una vuelta por el entorno de Abarán, se puede descubrir, lamentablemente, por algunos de los parajes naturales que bordean nuestro municipio, o, simplemente, sin necesidad de irse muy lejos del núcleo urbano: vallados rotos, pintadas, señalizaciones destruidas, excrementos de perros..., un sinfín de despropósitos que llevan a cabo ciertas personas y que, de forma directa o indirecta, sufrimos el resto de ciudadanos.
Hay una fauna incontrolada en nuestro entorno que constituye un auténtico problema social. Una especie dañina que disfruta haciendo el mal, emprendiéndola con todo lo que encuentra a su paso, sea público o privado. Un animal que camina erguido. Un espécimen que a la luz del día o en público pasa por una persona, por un ciudadano normal. Llegada la noche o cuando nadie le ve, solo o en compañía de otros ejemplares de su misma ralea, destroza, quema, roba o pinta cuanto se le pone a tiro, dejando la huella de su paso. Sin duda actúa así por alguna razón, vaya usted a saber, pero en cualquier caso no es digno de vivir en sociedad, en una población civilizada que, de forma directa o indirecta, soporta los costes de su vandalismo.
Desgraciadamente contamos en Abarán con una gran campo de acción para esta especie, siendo muchos los lugares de la población que son objeto de sus ataques, y cada día nos vemos sorprendidos con algo nuevo que añadir a la lista de sus maldades. Por referirme solamente a uno de ellos, que está de moda por la gran inversión que se ha hecho y por los muchos visitantes que recibe, acompaño un reportaje fotográfico en el que se puede ver una muestra de lo que han hecho, pero no a quienes lo han hecho, con la ribera que discurre desde ‘Las Canales’ hasta la depuradora (EDAR), un tramo precioso saturado de malas imágenes que son la peor publicidad.
En un orden diferente, pero que constituye también una aportación negativa a un paraje de gran belleza natural, contamos con aquellos que suelen dejar, para el que venga detrás, en medio del camino, las ‘cagadas’ de sus perros. Las fotos del reportaje hablan por sí solas. Ahí va una anécdota sobre este particular: Hace unos días caminaba delante de mí una joven con un perro de buen tamaño (sabido es que el tamaño del animal guarda relación directa con lo que ‘suelta’), el perro se detuvo, flexionó sus patas traseras, se alivió y siguió la marcha; le pregunté a la joven si dejaba allí ‘aquello’ y me respondió: esto no es una calle. Ahí queda eso.
Lo cierto es que hay mucha belleza en Abarán y que está al alcance de todos; disfrutarla es gratis y conservarla merece la pena.
(Pedro Morente)
Ver reportaje fotográfico completo aquí
juancho | Miércoles, 11 de Mayo de 2016 a las 01:54:27 horas
Una pena tener que convivir con esta gentuza.
Donde falta la inteligencia y la educacion abunda la maldad.
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