Calle San Damián. Un niño, que no debería tener más de cinco años, contempla, junto a su padre, el paso del desfile de gigantes y cabezudos. En un momento dado, uno de los gigantes se planta ante ellos. Es el momento del relevo. De debajo de las telas sale uno de los integrantes de la Asociación 'El tío Pajero', y al verlo, el menor mira a su padre con cara de asombro y le dice, «¡Papá, debajo de los gigantes hay personas!». El padre, sorprendido por la pregunta, le responde, «¡Sí, los gigantes y cabezudos son figuras de cartón y de tela, pero son las personas dentro quienes las hacen bailar y moverse por las calles!».

El niño, escucha la respuesta, pero quiere saber más sobre esas personas que portan los gigantes y cabezudos. Su padre le explica entonces que se trata de voluntarios que pertenecen a una asociación llamada 'El tío Pajero', y que esas personas se encargan de conservar y difundir esta tradición en Abarán y que para que otros niños los puedan ver, viajan con ellos a otros sitios.

El pequeño parece maravillado con la explicación y, sonriendo, le dice, «¡Yo cuando sea mayor también quiero ser de las personas que llevan un gigante, y también voy a hacer que baile!». El padre le devuelve la sonrisa y asiente con la cabeza, «¡Sí, si mantienes esa ilusión, seguro que algún día tú también harás que bailen los gigantes y que, los que entonces sean niños, lo pasen tan bien como tú hoy!».

A las personas que están debajo

Sirva esta anécdota vivida el pasado domingo para mostrar nuestro agradecimiento a todas y cada una de las personas que hacen posible esta fiesta de los gigantes y cabezudos, y especialmente a los jóvenes que cada vez van cobrando mayor protagonismo dentro de la Asociación de Gigantes y Cabezudos 'El tío Pajero', porque con ellos el relevo generacional está asegurado para que esta gran fiesta gigantera no se pierda.

Y vaya también nuestro reconocimiento a los que forman parte del eslabón más pequeño, como Gonzalo, que son quienes dan vida a los gigantes de menor altura, despertando la ilusión de los niños y haciendo que los adultos nos sintamos como niños.