Durante sus vacaciones de verano, la pareja abaranera formada por Noelia y Francis se ha lanzado a una nueva aventura para completar dos intensas rutas de alta montaña en los Pirineos, en dos jornadas en las que ascendieron a dos picos de más de 3.000 metros y cruzaron la famosa Brecha de Roland en otra experiencia inolvidable en la que han vuelto a demostrar su pasión por esta práctica deportiva.

Punta de las Olas y el Soum de Ramond

El 26 de agosto, Noelia y Francis emprendieron una larga y exigente ruta que les llevó a hacer cumbre en Punta de las Olas (3.022 m), y en su 'hermano mayor', el Soum de Ramond (3.256 m), también conocido como Pico Añisclo. Ambas cumbres se encuentran en el macizo de Monte Perdido, dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un área famosa por sus paisajes escarpados y desafiantes.

La ruta, con un desnivel acumulado de 1.500 metros y una distancia de 25 kilómetros, resultó ser todo un reto para la pareja, con un recorrido en el que debieron superar varias zonas de trepada y escarpadas laderas de piedra, comenzando su ascenso a las 7:30 de la mañana y finalizando 12 horas después.

Recordamos que no es la primera vez que ambos se enfrentan a un reto de este calibre, ya que hace dos años lograron conquistar el Monte Perdido, la cumbre más alta del macizo.

La Brecha de Roland

Solo 48 horas después, y apenas recuperados de la anterior, la pareja decidió afrontar la ruta a la Brecha de Roland, un lugar cargado de historia y mitología que marca la frontera entre España y Francia. Partiendo del parking de San Nicolás de Bujaruelo, ascendieron a través de valles glaciares y praderas alpinas hasta alcanzar la icónica Brecha, una impresionante hendidura en la cresta pirenaica.

Con un desnivel de 1.850 metros, una distancia de 22 kilómetros y un tiempo total de 10 horas, esta segunda ruta también puso a prueba la resistencia y el espíritu aventurero de la pareja. «La espectacularidad del paisaje y el ambiente de alta montaña hicieron que nuestro esfuerzo valiera la pena. Volvimos a casa tras culminar dos jornadas intensas de montañismo y ya pensando en nuevos retos para un futuro cercano», nos cuentan Noelia y Francis tras vivir esta inolvidable experiencia y completar el desafío que siempre representa la cordillera pirenaica.