Este lunes, 9 de septiembre, tuvo lugar en la Parroquia de San Pablo una ceremonia que, me atrevo a decir, es la primera vez que se lleva a cabo en nuestra iglesia. Se trata de una MISA DE ENVÍO, pero no de un envío cualquiera, sino uno muy especial, pues con ella se envía al Seminario a un joven de Abarán, Pablo Daniel Cutillas Gonzálvez, que, en medio de un mundo tan secularizado y alejado de Dios, ha recibido una llamada muy diferente y ha roto con muchas cosas para comenzar el camino que lo llevará al sacerdocio.

Un camino largo y complicado en el que, como dijo el párroco Don Miguel Ángel Saorín en su homilía, «tendrá noches oscuras, y momentos de debilidad en los que pensará abandonarlo todo» pero que con la fe y la oración podrá ir superando. «Si yo he llegado a cura, llega cualquiera», afirmó, en tono jocoso el párroco. Junto a ello, afirmó que «el mejor regalo que se le puede hacer a unos padres es tener un hijo sacerdote».

«Es un engaño lo que nos ofrece la sociedad», continuó diciendo Don Miguel Ángel, que concelebró la ceremonia junto al padre Enmanuel, párroco de la iglesia de San José Obrero de Cieza. Los dos sacerdotes hicieron entrega a Pablo de un bonito crucifijo para que le acompañe durante su estancia en el Seminario.

Tras la Eucaristía, Pablo Cutillas, visiblemente emocionado, agradeció a todos aquellos que lo habían apoyado en esta difícil decisión, comenzando por su familia, sin olvidar al coro parroquial y a su párroco, y pidió la oración de todos para que llegue hasta el final en esta difícil carrera.

Ojalá llegue a buen puerto la decisión de este joven paisano, pues la realidad es que en este siglo hay muy pocos sacerdotes de nuestro pueblo. Desde los años 50 solo han conseguido ordenarse Don Antonio Yelo, Don José Moreno, y Don José Gómez García, de misión en Honduras ya durante 40 años, aunque en los años 60 hubo una gran cantidad de seminaristas abaraneros de los que solo llegó al sacerdocio Luis Molina Cano, fallecido hace unos años.

Solo resta desear al ya seminarista que tenga fortaleza de espíritu y decisión para seguir adelante en este proceso tan complicado como apasionante.

José S. Carrasco Molina

(Cronista Oficial de Abarán)