A través de un pregón que quiso dedicar a su marido, hija, padres, hermanos, cuñados y sobrinos, Mª Teresa Ibáñez rememoró ‘las fiestas de su adolescencia’. «Los días previos a las mismas empezábamos a recortar los papelillos de plástico que posteriormente adornarían nuestras calles», recordaba Teresa.
Volviendo la vista atrás con la memoria, en otro momento de su intervención ofreció algunas pinceladas de aquellas ‘verbenas de antaño’. «Mis amigas y yo nos arreglábamos mucho para subir ‘al cabezo’ a ver la coronación de la reina y sus damas, y después la actuación de la orquesta, donde además teníamos ocasión de poder ver a los chicos que nos gustaban. Por cierto, ahí conocí al que hoy es mi maravilloso marido», desvelaba Teresa.
«Para seguir divirtiéndonos -continuaba diciendo Teresa- aquí mismo, en el cabezo, teníamos la noria, los caballitos, la tómbola, churros y chocolate, y hasta una vaquilla. ¡ Anda que no venia gente a la vaquilla, esta plaza se quedaba pequeña, literalmente ¡».
Las novenas a la Virgen del Oro
«Todavía viene a mi memoria el olor de las flores que los vecinos llevaban de sus huertos y macetas para agasajar a nuestra querida patrona. Qué preciosas eran aquellas novenas que con tanto fervor a la Virgen ofrecía nuestro querido párroco D. Antonio Yelo. Y en la última de ellas, como seguimos haciendo ahora, tras la Santa Misa, la procesión de la Virgen del Oro por las calles de nuestra barriada. Daba gusto ver todos los balcones engalanados, adornados con esas macetas con olor a primavera para que las calles estuvieran bonitas y perfumadas al paso de nuestra Madre».
Por último, tras definir a los vecinos de la barriada como «gente humilde, buenas personas, serviciales y trabajadoras», despidió su pregón «No sin antes pedirle a la Virgen del Oro que no nos deje sin su protección. ¡¡ Viva la Virgen del Oro !!, ¡¡ Viva el Stmo. Cristo de la Salvación !!», exclamó con emoción.
Seguidamente, como muestra de agradecimiento, Teresa fue condecorada por el alcalde del municipio, Jesús Molina, y recibió una placa conmemorativa y un bonito ramo de flores de manos de la pedánea de la barriada, Encarna Palazón, y del concejal de Festejos, Javier Fernández.
PUBLICADO ANTERIORMENTE
«Quien me conoce sabe que me gusta colaborar en todo lo que puedo. Por eso cuando Encarna, la pedánea de la barriada, me propuso ser la pregonera de estas fiestas no lo dude ni por un instante y le dije que sí, que contara conmigo», explica Mª Teresa Ibáñez Salar, encargada de pronunciar el pregón de las Fiestas 2.014 en la Barriada Virgen del Oro.
Teresa tiene 42 años, está casada y es madre de una niña. Lleva en la barriada toda su vida, por lo que ha visto como, poco a poco, el barrio ha ido prosperando. «Nos gustaría que estuviera incluso mejor, pero sabemos que son tiempos difíciles y no se puede exigir mucho más», explica Teresa, que ya tiene ultimado su discurso de esta noche. «Será un pregón lleno de recuerdos de mi adolescencia, de cómo eran las fiestas aquí hace años, de lo importante que ha sido la unión de los vecinos para sacar adelante algunos proyectos en común para todos. Recordaré vivencias de mi juventud, y mostraré la gratitud hacia personas que han trabajado por y para el barrio. Eso será, en líneas generales, lo que marcará mi pregón de esta noche», nos adelanta.
Implicada desde su inicio en la Hermandad del Santísimo Cristo de la Salvación, es también una de las integrantes del grupo ‘Mucho por vivir’ de la AECC en Abarán. Así es Teresa: una persona humilde, sencilla y muy querida en el barrio. Esta noche, sus vecinos y vecinas estarán -estamos seguros- arropándola y mostrándole su cariño durante el acto.









Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.22