Noche vibrante de zarzuela, como las de antes, la que se vivió el pasado domingo  en un teatro Cervantes, lleno hasta la bandera, a cargo de la Compañía Amigos de la Zarzuela de Abarán, como una muestra de que la Zarzuela no puede faltar en la programación de feria. Un gran acierto el que este año haya no una sino dos veladas líricas y ojalá que siga esta tendencia que, seguramente en el futuro, podría dar lugar a la vuelta del Concurso de Nacional de Canto Lírico 'Villa de Abarán'. Hay que agradecer a Piti, a Jorge Tornero y a Penélope, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Abarán, que hayan hecho posible esta doble cita zarzuelera en la feria de 2024.

Sin caer en triunfalismos y sin ejercer de críticos musicales, creo que la velada fue realmente exitosa. Fue una Tabernera de gran altura donde todos destacaron por su buen hacer, desde la Orquesta Sinfónica del Valle de Ricote, muy nutrida y muy bien dirigida por el blanqueño Víctor Cano hasta el coro integrado por componentes locales que mostró una gran conjunción y afinación.

En cuanto a los papeles principales, ya conocíamos en nuestro escenario a alguno de ellos, todos consiguieron las ovaciones y el aplauso entusiasta del público. Tanto el bajo Carlos London como el tenor Gonzalo Terán como el barítono Antonio Torres demostraron su dominio de las tablas y del oficio. Especialmente destacable fue la actuación de la tiple Guadalupe Durán que, a su delicada voz, unió una gran sensibilidad y finura en la interpretación. Muy conseguida esa romanza “En un país de fábula” que siempre nos trae a la memoria a Juanita Templado que la interpretaba magistralmente.

Pero, junto a estos profesionales, hay que dejar constancia del buen hacer de nuestros paisanos que, a pesar de ser aficionados, no tienen nada que envidiar a muchos profesionales. Los papeles de Chinchorro y la Antigua, a cargo de Mulato e Isabel María, a pesar de prestarse, por el libreto, a la exageración que en ocasiones llega a la chabacanería, fueron interpretados con gran acierto, provocando la risa sin llegar a la vulgaridad. Piti, como Ripalda, le dio al papel el punto que el texto exige, también sin caer en la exageración.

Mención aparte merece Abel, ese personaje que por su edad es ajeno al contexto, pero que alcanza bastante protagonismo, siendo quien tiene a su cargo el comienzo de la obra. Justo es realzar la extraordinaria interpretación de Rosarito que bordó el personaje, con el que ya está familiarizada. Genial la actuación.

Como colofón final pudimos disfrutar de un magnífico Canto a Murcia de 'La Parranda' volviendo a escuchar la calidad vocal del barítono Antonio Torres y el coro de la Compañía.

Fue, en conjunto, una velada de acuerdo con la categoría y la historia de nuestro casi centenario teatro Cervantes.

Y, sobre todo, fue un acicate para que estas citas líricas no falten en la feria de este pueblo que, desde hace ya casi cien años tiene en la Zarzuela una de sus señas de identidad.

José S. Carrasco

Cronista Oficial de Abarán

Más imágenes de esta representación, por gentileza de Jesús Tornero aquí