Comenzó, con algo de retraso sobre la hora marcada (las cinco y media de la tarde), el festejo taurino que este sábado, 27 de septiembre, concentró la actualidad taurina regional. La Plaza de Toros de Abarán, con tres cuartos de entrada, aproximadamente, disfrutó de otra gran tarde de toros.

Saltaba al ruedo en primer lugar el debutante, J. María Trigueros, que recibió al primero de la tarde A porta gayola. Concluida su primera faena, ya como matador de toros, Trigueros paseó la primera oreja de la tarde.

El segundo astado de la tarde correspondió en lidia a Sebastián Castella, que paseó una oreja.

Sin duda, la mejor faena fue la de Tomás Rufo al tercero de la tarde. Cuando ya se disponía a coger los trastos de matar, el público le pedía que atrasara la suerte suprema y siguiera toreando. Parte de la plaza clamaba ya el indulto para el animal, de nombre Minucioso, conforme evolucionaba la tanda de pases. El público coreaba a viva voz el himno nacional al compás de la banda de música presente en el festejo. El presidente concedió el indulto, lo que otorgaba a Rufo los máximos trofeos de ese astado, aunque de manera simbólica. En este momento de la tarde ya había asegurada la puerta grande, al menos para uno de los tres espada en liza.

Tras el parón obligado para la merienda, saltaba al albero el cuarto de la tarde, que correspondía en el orden de lidia a Sebastián Castella. El diestro de origen francés se asegura también la puerta grande al pasear una oreja de su ponente.

Al grito de ¡torero, torero!, Tomás Rufo, gran triunfador de la tarde, desorejaba al quinto, segundo de su lote. En sus dos intervenciones de este festejo en Abarán acumuló cuatro orejas y un rabo. 

Finalmente, el diestro murciano puso todo su arte ante el que cerraba plaza, logrando una merecida oreja para, junto a sus compañeros de terna, convertir el día de su alternativa en el de su primera puerta grande como torero. Y tuvo que ser en Abarán. 

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