La crisis económica no ha llegado a su fin. Al menos no para centenares de familias abaraneras que están sufriendo carencias en algunas necesidades básicas, según reconocieron las responsables de tres de las organizaciones benéficas que trabajan en nuestra localidad: Cruz Roja, Cáritas San Pablo y Cáritas San Juan Bautista.
El intenso y permanente trabajo en los almacenes agrícolas de la localidad ha dado un ligero respiro económico entre los meses de mayo y septiembre, pero a partir de ahora y hasta el inicio de la nueva campaña, aproximadamente en el mes de mayo, la voz de alerta se encenderá en innumerables hogares. De hecho, las peticiones de ayuda ya comienzan a tener desbordadas a las organizaciones benéficas.
Entre quinientas y setecientas familias, según la época del año que se trate, tienen inscritas estas tres entidades sin ánimo de lucro que dirigen, precisamente, tres mujeres: Marta Amorós Carrillo, al frente de Cruz Roja desde 2011 y en colaboración con quince voluntarios; Geno Carrasco Molina, responsable de Caritas San Pablo desde hace seis años y que cuenta con la ayuda de catorce voluntarios, y María del Carmen Aroca Molina, cabeza visible de Caritas San Juan Bautista en compañía de doce voluntarios. Las tres, antes de ocupar sus cargos de dirección, ya llevaban a sus espaldas muchos más años colaborando con acciones humanitarias.
Cambios en el perfil
El perfil de la gente que suele acudir a Cruz Roja y Caritas ha cambiado en los últimos tiempos. «Si antes acudían a nosotros sobre todo familias de inmigrantes, y algunas del pueblo de condiciones muy humildes, hoy día el perfil es distinto». Familias de clase media que otrora tenían una situación cómoda, se han visto obligadas a pedir ayudas tanto a las asociaciones benéficas como a sus familiares al pesar sobre ellas órdenes de embargo, desahucios y cortes de luz y agua. «Es más, algunas acuden a deshoras a nuestros domicilios particulares por vergüenza a que les reconozcan. A veces son incluso los abuelos quienes nos visitan para ponernos en aviso. Y es que no es oro todo lo que reluce», explicaron.
En la actualidad, más de un 70% del total de las familias que acuden en busca de ayuda y comida a estas asociaciones benéficas son abaraneras. La situación es especialmente grave para medio centenar de ellas -algunas con tres y cuatro miembros- que se encuentran «agobiadas y ‘con la soga al cuello’ al no contar con ningún ingreso y se ven incapaces de cubrir incluso las necesidades más básicas y sin poder hacer frente al pago de las facturas de los servicios mínimos necesarios en un hogar».
Leche, galletas, azúcar, harina, pasta, legumbres y aceites son los principales alimentos que reciben, dos veces al mes, procedentes del Banco de Alimentos que reparte a las ONGS tres veces al año. «En muchas otras ocasiones y gracias a los donativos anónimos que recibimos, a las cuotas de nuestros asociados, venta de lotería y ayudas de la Fundación Azagra (en el caso de Cáritas), les entregamos ropa, calzado, electrodomésticos, fruta y hasta una cuna, como hace escasos días le dimos a una joven recién dada a luz. Además tampoco suelen ser pocas las ayudas económicas para el pago de los recibos de la luz, el agua y el alquiler», explicaron las responsables de las organizaciones benéficas, quienes destacaron que «Abarán es un pueblo solidario».
Por otra parte, al contrario de lo que algunas personas pueden creer, el control de Cruz Roja y Cáritas a la hora de entregar alimentos y otros menesteres es total. No existen duplicidades y todo lo que se entrega está más que justificado: «Es imprescindible que aporten fotocopia del DNI, certificado de empadronamiento, nómina (si la tienen), el parte médico (en el caso de que estén de baja), el recibo del alquiler y un certificado del Servicio de Empleo y Formación para comprobar cuál es su situación laboral: si trabajan, han trabajado hasta hace poco, cobra el paro, etc.», señalan desde las citadas ONGS.
Solidaridad
El llamamiento desde Cáritas y Cruz Roja es claro: «Por muy poco que sea lo que cada persona pueda aportar, ya es mucho para lo que se necesita. Es cierto que en Abarán hambre no se pasa, pero sí que hay muchas necesidades en muchas de las familias. Pero Abarán es un pueblo solidario, siempre lo ha sido, y entre todos vamos a salir de esta», explicaron Marta, Geno y Mari Carmen.
Rob | Martes, 14 de Octubre de 2014 a las 13:55:32 horas
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