Con la detención de dos individuos de 40 y 55 años, ambos de nacionalidad española y vecinos de la pedanía murciana de La Ñora, la Guardia Civil ha esclarecido nueve hechos delictivos cometidos en los cementerios de Las Torres de Cotillas y Sangonera la Seca, de donde fueron sustraídas las puertas y ventanas de varios panteones. Los detenidos ya tienen en su haber numerosos antecedentes policiales.

La investigación se inició tras conocerse la comisión de numerosos robos de puertas y ventanas metálicas en panteones funerarios ubicados en los cementerios municipales de Las Torres de Cotillas y Sangonera la Seca, unos hechos que habían generado cierta alarma social entre la población, además de un considerable malestar entre las familias afectadas, que se veía agravado por encontrarnos en unas fechas ten cercanas al Día de Todos los Santos.

Las primeras pesquisas policiales dedujeron que los robos se habían cometido incluso a plena luz del día, y que para llevarlos a cabo habían escalado el muro perimetral de los cementerios asaltados. La Guardia Civil inició entonces diversos dispositivos de vigilancia sobre los citados recintos, donde se obtuvieron datos relativos a un vehículo que había sido visto en las inmediaciones de los cementerios en fechas cercanas a los robos.

La investigación continuó con la inspección de diferentes centros de gestión de residuos sólidos de la zona, donde se obtuvieron las identidades de los sospechosos, quienes, presuntamente, habían vendido materiales metálicos de características similares a los sustraídos.

Así, días atrás, agentes de la  Benemérita procedieron a la localización y detención de dos varones de nacionalidad española y vecinos de la pedanía murciana de La Ñora, a los que se les atribuye la presunta autoría de delito de robo con fuerza.

La investigación ha determinado que los arrestados accedían a los cementerios tras realizar una vigilancia previa para verificar que no había visitantes en ese momento, y, a continuación, saltaban el muro perimetral y se hacían con puertas y ventanas metálicas de los panteones. Posteriormente, a través del mismo muro, sacaban los materiales y los cargaban en un vehículo, con el que acto seguido abandonaban el lugar sin dejar rastro.