Con una misa concelebrada por los párrocos de las iglesias de San Pablo D. Cayetano Abellán, y de San Juan Bautista, D. Alberto Guardia, y presidida por el vicario de la Zona Pastoral Cieza-Yecla, D. Ángel Molina, comenzaron este domingo los actos conmemorativos del V Centenario de la construcción de la iglesia de San Pablo (1515 - 2015).
Los actos previstos con motivo de esta efeméride, de los cuales podremos conocer más detalles en los próximos días, se prolongarán en su celebración a lo largo de todo este año.
500 años de historia
El templo, propiedad de la Diócesis de Cartagena-Murcia, y dedicado a la advocación de San Pablo, es uno de los más antiguos de la Región de Murcia. Aunque hoy día admiramos un edificio ampliado en el año 1790, y reformado en años posteriores en algunos puntos, se trata de una parroquia bendecida en 1515, época de repoblación cristiana en muchas villas de Murcia.
Esta iglesia se une a las otras advocaciones del Valle de Ricote, como la de San Pedro, en Ricote, Felipe y Santiago en Ojós, San Bartolomé en Ulea y San Juan en Blanca. En esos pueblos, al igual que en Abarán, la construcción del templo parroquial supuso la ampliación de los límites urbanos del municipio.
Los orígenes de este templo se remontan al siglo XVI, tras la bula papal que obligaba a convertir en iglesias cristianas las mezquitas agarenas. La documentación existente nos revela qué encontraron los visitadores de la Orden de Santiago a su llegada a Abarán en 1507. Se trataba de una pequeña iglesia, con techo de cañas y maderos, con imágenes pintadas sobre papel y sin sagrario pues no había clérigo encargado del pequeño templo. Se cree que esta pequeña iglesia podía estar construida sobre la antigua mezquita.
En la descripción de la visita de 1511 se habla de un Niño Jesús en un tabernáculo, pero se señala también que el templo sigue sin sagrario. Este último dato es importante, puesto que la ausencia de sagrario significaba que el sacramento de la comunión no era administrado y esto repercutía negativamente en las expectativas que las autoridades eclesiales tenían para la progresiva cristianización de la zona. Así, en esta visita se establece la necesidad de un nuevo templo, escogiendo la zona de ‘Las Heras’ para su emplazamiento.
La construcción del nuevo templo ayudaría a delimitar el Barrio de Abajo, que hoy día es el núcleo antiguo de la villa. La estructura del edificio quedo dispuesta encargándose de la financiación el Concejo y consiguiéndose rentas por la venta de futuras capillas y lugares de enterramiento, proceder habitual este a la hora de llevar a cabo este tipo de obras.
En el año 1515 la iglesia ya estaba terminada y en 1526 era bendecida por el obispo, sería entonces cuando comenzaría la ornamentación del templo. Se encargo un retablo, hoy desaparecido, al pintor local Alonso de Monreal y a los alarifes Francisco y Diego de Ayala.
Este retablo vendría a sustituir el lienzo pintado que decoraba el Altar Mayor. También se encargo un órgano de tubos al maestro organero murciano Diego de Nava.
Con la nueva iglesia comenzó la actividad misional dedicada a la progresiva conversión de los mudéjares que aún habitaban la zona. Al mismo tiempo, sobre todo a partir de 1591, hubo un destacado aumento de la población de Abarán.
En 1721, durante la visita de la orden de Santiago, se comprobó que la iglesia, de una sola nave con capillas laterales y pequeño retablo en el Altar Mayor, estaba sufriendo un gran deterioro en sus muros de tapial. Además se observó la necesidad de ampliar la zona del Altar y la creación de elementos necesarios como una sacristía.
La ampliación de la obra añadió un crucero al templo y sobre él una cúpula. Se pudo construir un retablo digno del nuevo Altar. En 1790 había quedado configurada la iglesia tal y como la conocemos hoy.
Retablo neobarroco
Este templo parroquial del siglo XVII muestra una estructura basilical de tres naves con crucero y cúpula, abriéndose a la entrada del templo un sottocoro con arco de medio punto. El presbiterio alberga una imagen del Cristo yacente de José Planes, que procesiona en la procesión del Santo Entierro la noche del Viernes Santo, la más solemne de cuantas alberga la Semana Santa de Abarán.
El retablo actual, de traza neobarroca, sustituye a uno del siglo XVIII. La puerta del sagrario está atribuida a Juan de Juanes y la sacristía alberga, entre otros elementos, una casulla que perteneció al Cardenal Belluga.
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