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La comunidad médica internacional premia a la abaranera María José Molina

D. Guijarro / La Tribuna de Cuenca / J. A. Moreno | 2315 Jueves, 29 de Enero de 2015 Tiempo de lectura:

 

 

El trabajo que la doctora María José Molina Garrido, natural de Abarán, viene desarrollando en el Hospital ‘Virgen de la Luz’, en Cuenca, le ha valido el reconocimiento de la comunidad médica internacional. Para nuestra paisana, «El premio ha sido una brisa fresca que hace que merezca la pena seguir trabajando». Molina defiende que «los ancianos merecen ser tratados lo mejor posible», y para ello trabaja

 

Al hilo de este reconocimiento, el diario ‘La Tribuna de Cuenca’, publicó el pasado domingo una amplia entrevista donde la doctora abaranera, una de las investigadoras más importantes a nivel internacional en el campo de la oncología geriátrica, habla sobre lo mucho que ama su profesión y de cómo este premio la motiva, aún más si cabe, para seguir trabajando para mejorar la vida de sus pacientes.

 

- Dentro de la medicina hay multitud de especialidades, ¿por qué se decantó por la oncología?

- Lo de la medicina y la oncología lo tenía muy claro desde que era muy pequeña. En lo oncología lo que me gustaba era poder investiga y encontrar el por qué del cáncer, si había opciones para mejorar  a los pacientes. También es verdad que tuve una profesora que me dio tercero, cuarto y quinto de EGB que falleció de cáncer de mama y eso fue lo que me hizo decantarme definitivamente por esta rama. Lo hice por ella, por doña Fina.

 

- Y una vez dentro de la oncología, ¿por qué te decidiste a tratar a personas mayores?

- Por distintas circunstancias una vez que empecé a tratar pacientes los que me remitían eran fundamentalmente este tipo de población y a los que se les tenía mucho miedo. Yo me encontraba en la consulta a muchos pacientes ancianos sobre los que no tenía ninguna evidencia de cómo tratarlos, estaba muy preocupada por si las terapias podían causarles daños pero también porque si no les hacíamos nada era dejarlos abandonados a su enfermedad. Entonces, decidí que había que tratarlos de la mejor manera posible y fue cuando empecé a buscar formación y a investigar.

 

- Esa investigación le ha llevado a recibir el premio internacional como Mejor Investigador Joven, ¿cómo recibió la noticia?

- Fue a través de un correo electrónico en el que me comunicaban que mi trabajo de investigación había sido seleccionado en el Congreso Internacional de Geriatría que se celebró en Lisboa, junto con otras dos investigaciones, una alemana y otra americana, y que tenía que presentarlo y defenderlo en el Congreso delante del jurado y los asistentes.

 

- ¿Estaba muy nerviosa?

- Pasó una cosa muy curiosa. El día de antes tuve una presentación en Madrid y llegué a Lisboa con tantas prisas y con el nerviosismo por si llegaba a tiempo o no se me olvidaron los nervios por la presentación. Fue un poco agobiante pero luego no me sentí incomoda allí arriba, me sentí bien.

 

- Pero, usted está acostumbrada a este tipo de eventos como una de las mayores expertas de España en esta materia...

- En oncología geriátrica sólo existe un congreso internacional y llevo unos 8 o 9 años acudiendo a esta cita y participando con trabajos o bien tipo poster o presentaciones orales.

 

- ¿Qué supuso este reconocimiento en el plano personal?

Era algo que no me esperaba en absoluto  La verdad es que me hizo mucha ilusión porque implica un trabajo muy duro, hay que recoger muchos datos, manejar un montón de variables, preocupación por cómo conseguir material para investigar, cómo atender a los pacientes cuando casi no tienes tiempo en la consulta y tienes que sacar tiempo extra para hacer todas estas cosas. Hay etapas de desánimo y el premio supuso una pequeña brisa fresca para comenzar de nuevo. Fue un incentivo para darse cuenta que merece la pena seguir luchando.

 

- ¿Y en lo profesional?

- Le doy más importancia a lo personal que a lo profesional. Acarrea mucha difusión y publicidad a la que no estoy acostumbrada. También están llamando de muchos sitios que quieren rotar por la consulta para adquirir formación en el anciano oncológico, hay invitaciones para realizar charlas y difundir la actividad. Esto abre la puerta para que esto se pueda aplicar más allá de Cuenca.

 

- Tras el premio habrá recibido usted multitud de felicitaciones de pacientes, colegas e incluso políticos. ¿Cuál le ha hecho más ilusión?

- Yo no iba comunicando el premio por ahí. Al principio sólo se lo comuniqué a mi familia y a mis compañeros para trasmitirles el agradecimiento por permitirme realizar este trabajo en el que han colaborado. Desde que se ha conocido lo que más ilusión me ha ha hecho es que han venido pacientes apropósito para facilitarme. Me han dado abrazos de esos que sientes que son de verdad. Doy la misma importancia a todas.

 

- ¿En qué consiste el proyecto ‘Oncosarco’?

- Consiste en ver si un concepto en concreto, que es la sarcopenia, nos permite predecir si el anciano va a presentar mayor o menor toxicidad a la quimioterapia. Es decir, en un paciente anciano no podemos tomar las decisiones en función del aspecto de la cara, por sus arrugas o su forma de vestir  que era lo que se hacía antes para decidir si toleraría el tratamiento o no. Con el ‘Oncosarco’ se miden determinados parámetros que me permiten ver que fuerza muscular, que capacidad funcional tiene y ver si luego con algunos de esos parámetros podemos seleccionar mejor que ancianos tratar y cuáles no.  Todo va destinado a buscar que nosotros no le compliquemos más la vida al paciente.

 

- Este proyecto ha sido premiado pero  en su unidad están desarrollando otros trabajos importantes. ¿Es así?

- El primer proyecto que se hizo aquí fue una beca SEOM que pretendía evaluar la función orgánica para ver si el anciano toleraba la quimioterapia. Hay otro proyecto que se denomina ‘Oncofrágil’ que está orientado, no solo a los ancianos que van a recibir ‘quimio’, sino para todo tipo de ancianos. Pretende identificar al anciano que con cualquier descompensación que produzcamos en su vida no se van a recuperar.  Todos están enfocados a atender mejor a las personas mayores.

 

 

 

 

- La Unidad de Atención al Anciano es pionera y única en España. ¿Qué valoración hace de ella?

- Se ha atendido a muchos pacientes que han podido tener una valoración concreta de cuáles son sus características y nosotros hemos podido afinar mejor y aprender más a base de practicar. Gracias también a ella se ha podido focalizar todos los estudios de investigación que se me iban ocurriendo con una ubicación física mucho más sencilla. Con las visitas a los pacientes también se ha podido pensar en nuevas ideas para rellenar los huecos que todavía tiene a atención a estas personas.

 

- ¿Qué retos tiene en mente para el futuro?

- Tengo que esperar a los resultados del ‘Oncosarco’ que concluyó en diciembre y esperar cuatro meses desde que se incluyó el último paciente, y con ellos espero tener qué modelo de sarcopenia permite predecir la toxicidad en el anciano. A través de ese modelo de fragilidad del ‘Oncofrágil’ y otros parámetros que estoy barajando seguiré profundizando en la toxicidad. Por ello el próximo se llamará ‘Oncotox’ y será mucho más específico porque los primeros me han marcado el camino pero ahora que tenemos conclusiones con significación estadística en ambos proyectos podremos afinar más.

 

- Hace unos meses la UCLM planteó al Gobierno regional la posibilidad de convertir el Virgen de la Luz en un hospital universitario. ¿Cree que sería beneficioso para los proyectos de investigación como el suyo?

- La verdad es que no lo sé, pero probablemente si se convierte en universitario a los que realmente beneficiará será a los estudiantes que vengan al centro que les permitirá rotar por esta consulta u otras específicas. Permitirá que otras personas puedan aprender del trabajo de esta unidad, pero también del resto.

 

- ¿Qué importancia tienen investigar con ancianos?

- El envejecimiento de la población es cada vez mayor al igual que también crece el número de ancianos que llegan a padecer un cáncer a lo largo de su vida. La realidad es esa, llega un paciente anciano con cáncer y hay atenderle de la mejor manera posible. El hecho de que sea anciano no implica que tengamos que prestarle menos atención. Es más, ninguno de los pacientes a los que se les habla de la enfermedad y su tratamiento renuncia a ellos. Nadie se quiere morir por mucha edad que tenga. Yo me acuerdo de mis sobrinas que me ven a mí y ellas piensan que ya he vivido bastante, sin embargo, yo creo que todavía me queda mucha vida. Es decir, se ve muy distinto la persona a sí misma que como la vemos con los demás. La edad es algo muy relativo.

 

- ¿La enfermedad se comporta de forma diferente en una persona mayor?

- Es verdad que muchos familiares de los que vienen a la consulta tienen la idea de que como es mayor el tumor crecerá despacio porque las células no se reproducen de forma rápida en ellos, y eso no es así. Hay tumores que son muy agresivos en los ancianos al igual que los hay en gente joven. Hay tumores concretos como el de mama que estadísticamente es menos agresivo en las ancianas, es cierto, pero son tumores concretos pero aún así a la anciana que le toque un tumor de mama agresivo se va a comportar con la misma agresividad que en una mujer de menos edad. Es más un mito que una realidad.

 

- Y en los pacientes, ¿hay diferencias a la hora de enfrentarse a la enfermedad?

- La verdad es que una persona joven tienen otras preocupaciones añadidas al margen de su tumor, la mujer, el marido, los hijos, el trabajo, son preocupaciones asociadas a la vida que se lleva en la juventud que son muy distintas de las que se lleva en la ancianidad. Pero aún así, el anciano está preocupado porque vive feliz en su casa, tiene su huerto y quiere seguir cultivándolo, ver a sus nietos... Son conceptos de vida totalmente distintos pero todo el mundo quiere seguir adelante y seguir viviendo.

 

- ¿Ha habido avances en la lucha contra el cáncer? ¿Estamos cerca de una cura definitiva?

- Sí que se han producido avances importantes y en la actualidad se basan en la biología molecular que nos permite afinar mucho más que si nos basamos en generalidades como los medicamentos cicotóxicos. De todas formas yo creo que queda mucho camino por recorrer, Ojalá se llegue a la cura mañana pero por lo que veo no me da esa impresión.

 

- Cada vez aparecen más casos de cáncer. ¿Eso es una realidad o es que la gente ha perdido el temor a hablar abiertamente de esta enfermedad?

- Sí que hay más temores, no sólo porque ahora haya menos miedo a usar esa palabra o ir más al médico. Antes había muchos casos que no se detectaban porque los no acudían al hospital. Pero ahora estamos viendo que las consultas están más cargadas de pacientes y que además los tumores están apareciendo en edades muy, muy extremas, tanto en ancianos como en niños muy pequeños. Sí que hay muchos más casos y la patología se ha generalizado afectando a grupos de edad que antes no se daba.

 

- ¿Se saben las causas de a qué responde este incremento?

- No. Siempre he pensado que si se supieran las causas sería facilísimo curarlo. Muchas veces los pacientes te preguntan por qué les ha tocado a ellos, pacientes que no fuman, que no beben, que han tenido un trabajo y una alimentación sana y, sin embargo, han desarrollado un cáncer. No creo que haya una sola causa sino que será un conjunto tremendo de causas que explican la aparición del cáncer y ahí radica la dificultad de poder encontrar una cura.

 

- ¿Hay algún consejo realmente útil para tratar de evitar estas dolencias?

- Creo que lo único que se puede aconsejar es llevar la vida lo más sana posible, pero aún así no existe una garantía total. Luego están todos los programas de cribado de cáncer, como el de mama, que se utilicen. Las personas deben concienciarse que es necesario participar en estos programas para que por lo menos la detección sea precoz.

 

- ¿Es fundamental una detección precoz a la hora de tratar con mayores garantías al paciente?

- Sí, eso es algo evidente. Cuando se detecta un tumor en estadios más iniciales es posible conseguir erradicar esa enfermedad que si se diagnostica en estadios más avanzados.

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