La toma de medidas tras el desplome de una de las pilastras sobre las que se asienta la emblemática tubería de acero del Motor Resurrección, no se ha hecho esperar. Los trabajos de reconstrucción del viejo muro de mampostería derrumbado ya van muy avanzados y, en breve estarán terminados.
Es de esperar, al menos así sería deseable, que este hecho pueda servir para el inicio de una revisión estructurar del resto de la treintena de pilastras sobre las que se erige el centenario tubo, un elemento singular integrado en el paisaje de Abarán desde hace más de un siglo.
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SE TRATA DE UNA CONSTRUCCIÓN CENTENARIA
Se derrumba una de las pilastras de los tubos del histórico Motor Resurrección
Su construcción supuso uno de los hechos más importantes de la historia de Abarán, y ahora, más de un siglo después, podría encontrarse en serio peligro. El derrumbe de una de las pilastras sobre las que se apoya la emblemática tubería de acero del Motor Resurrección puede representar un toque de atención de una obra, en su tiempo faraónica, que estaría necesitada del perceptivo mantenimiento que garantice su conservación.
No cabe duda de que la puesta en marcha del citado motor es una de las más notables efemérides locales y, quizás, lo más representativo de esta obra es la tubería de acero que, aunque ya está en desuso, todavía puede verse atravesando el monte de ‘Las cinco flechas’, lo que, en su momento, constituyó la elevación de agua más alta de toda España, capaz de alzar 50 litros por segundo a 135 metros de altura manométrica.
Esta infraestructura y la puesta en marcha del denominado ‘Motor Resurrección’, supuso la creación de 6.000 tahúllas de regadío en los campos de secano de las tierras altas de Abarán, lo que, a la postre, acabaría dando lugar a la creación de la pedanía de Hoya del Campo, que se convirtió en el lugar de residencia de los numerosos jornaleros agrícolas que fueron necesarios para trabajar en los nuevos cultivos.
Más de una treintena de pilastras
La vetusta tubería, que forma parte del paisaje de Abarán desde hace más de un siglo, se apoya en una treintena de pilastras de distintas medidas, que fueron construidas con los materiales empleados habitualmente en las construcciones de aquellos tiempos. Ahora, tras el desplome de una de ellas, convendría reconstruirla lo antes posible y evitar, de esta manera, que el peso del tramo de tubo que sujetaba pueda hacer caer a las columnas colindantes, lo que podría terminar arrastrando en cadena y de forma sucesiva al resto de tan magna obra.
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