Familiares, amigos, vecinos y compañeros de profesión, asistieron este sábado por la mañana al sepelio del agente de la Guardia Civil fallecido el viernes en un fatídico accidente de tráfico. Sus restos mortales ya descansan en el Cementerio Municipal de Abarán, donde recibió el último adiós rodeado de incontables muestras de dolor y acompañado de autoridades y altos mandos de la Benemérita en la Región de Murcia.

Tras el velatorio del cuerpo del agente, cuya capilla ardiente se instaló en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cieza, el féretro era trasladado a media mañana hasta la iglesia de Santiago Apóstol de la pedanía de Hoya del Campo, donde, con el templo abarrotado, se ofició la misa funeral por su eterno descanso.

Al término del responso, el coche fúnebre, escoltado por varios vehículos de la Guardia Civil y acompañado por una amplia comitiva, se trasladó hasta el Cementerio Municipal de Abarán, donde, a hombros de agentes de la Guardia Civil, el féretro fue conducido hasta el panteón familiar del fallecido, donde recibió sepultura.

Enamorado de su familia y de su trabajo

Quienes tenían la suerte de conocer a José Fernando no dudan a la hora de definirle como «buena persona, muy trabajador, excelente compañero y gran amigo. Estaba muy enamorado de su profesión y cumplía con su trabajo de manera impecable. Le vamos a echar mucho de menos», expresaba uno de sus compañeros en el Destacamento de Tráfico del Cuartel de la Guardia Civil de Cieza.  

Nada más conocerse el fatal accidente, la triste noticia llenó de condolencias las redes sociales, con mensajes dirigidos a la familia y al propio Cuerpo de la Guardia Civil. Muchos de esos mensajes llegaron a través de sus compañeros del CD Atletismo Hoya del Campo, club al que pertenecía desde su fundación y para el que había conseguido varios triunfos.

Desde el Ayuntamiento de Abarán se decretó una jornada de luto oficial.

José Fernando deja viuda, dos hijas de 20 y 10 años, y un hijo de 15. (D. E. P.)