David Nuñez es uno de los coordinadores de esta acción reivindicativa en defensa de los animales, y en concreto, de las codornices. La protesta viene motivada por la celebración de un campeonato de tiro al pichón con codorniz que se celebra esta mañana en el Club de Tiro ‘El Picarcho’, de Cieza, «un acto totalmente legal -a la par que repugnante- pero que no podemos impedir», explica este joven, natural de Blanca, que, junto a otras personas, pretende paliar los efectos sobre las codornices que resulten heridas, intentando salvar la vida a todas las que puedan.

«Necesitamos material médico: gasas, pinzas quirúrgicas, azúcar para parar hemorragias, vitaminas para el agua, minerales en polvo para aves, jeringas de 1ml y de 20 ml, sondas vesicales ch 14 (4.8 mm de diámetro), spray coagulante y spray apósito, así como medicación para el tratamiento, como Betadine, Amoxicilina clavulánico (500 mg) y Meloxicalm (7.5 ml)», relata David Núñez, quien además cuenta que la acción «tiene el respaldo y la ‘supervisión’ de una asociación animalista madrileña: ‘Las alas son para volar’».

Según Núñez, otra ayuda que se les puede prestar es dinero, y también casas de acogida para poder dar el tratamiento a las aves: «Estamos abiertos a cualquier ayuda. No nosotros, sino las pobres codornices», explica el coordinador de la acción, que también deja claro el tono de la protesta: «Queremos protestar de forma pacífica y legal contra este torneo de tiro a la codorniz».

Prohibido en la Comunidad Catalana

La controversia sobre la práctica de este deporte, que llegó a ser disciplina olímpica, no es de ahora. De hecho no han sido pocas las protestas realizadas en su contra por asociaciones de animales y grupos ecologistas, consiguiendo que fuera eliminado de los juegos olímpicos «por cuestiones de respeto a los animales».

Desde Ecologistas en Acción se deja constancia que «está práctica, mal llamada deportiva, causa un sufrimiento gratuito e injustificable a unos animales que, en situación de completa indefensión, son lanzados al aire para servir de blanco fácil a unos escopeteros que, sin necesidad de esfuerzo o destreza, se divierten abatiéndolos».

Desde esta Asociación no logran comprender «cómo se puede hacer uso de unos pobres animales que, por su juventud y poca destreza en el vuelo, no pueden escapar de una muerte casi segura. Por desgracia, muchos de los escopeteros ni siquiera son buenos tiradores, y en muchos casos los pichones quedan en el suelo malheridos, intentando huir en larga agonía».

En nuestro país ya hay Comunidades Autónomas, como la catalana, que han prohibido este tipo de actividades en su ley de protección animal. En este sentido, ecologistas y asociaciones animalistas han solicitado en repetidas ocasiones «que se tomen medidas legales de inmediato prohibiendo el tiro de pichón, que, fácilmente, puede ser sustituido por el tiro al plato».