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Padilla y Puerta aguantan el chaparrón para salir a hombros en Abarán

J. A. Moreno | 2395 Domingo, 27 de Septiembre de 2015 Tiempo de lectura:

El murciano Antonio Puerta, con cuatro orejas y un rabo, junto a Juan José Padilla, que se llevó dos apéndices, salieron a hombros este domingo del embarrado coso de Abarán en un festejo muy deslucido por la lluvia que dejó prácticamente impracticable el ruedo a partir del tercer astado. López Simón, con una oreja, abandonó la plaza por el patio de cuadrillas. Antes del inicio del festejo se produjo una manifestación antitaurina que acabó sin incidentes.

 

El festejo, que empezó con mal pie -no se pudo realizar la tradicional vuelta al ruedo de la reina y damas de las fiestas por la tardanza en llegar de la banda de música, algo que no sentó nada bien en los tendidos-, terminó con una ‘lluvia de trofeos’, nunca mejor dicho, para el ceheginero Antonio Puerta, que fue, sin duda, el gran triunfador de una tarde en la que se repartieron siete orejas y un rabo, y barro, a partes iguales, para los tres toreros.

 

Abrió la terna el maestro Padilla, que se topó con un toro que no dio opciones, sin raza y sin embestida. Lo mejor, sin duda, fueron los pares de banderillas que colocó acertadamente el propio torero, que supo despachar a su oponente con dignidad -no quedaba otra-, haciendo que el público se lo reconociera con una ovación. No hubo trofeo. En el segundo de su lote, cuarto de la tarde, ya con el albero convertido en una auténtica piscina, el jerezano se mostró voluntarioso ante un animal que no le puso las cosas fáciles. Su faena, ante unos tendidos que ya estaban casi desiertos -el público buscó resguardarse de la lluvia en la parte más alta de la plaza-, fue recompensada con dos orejas.

 

No fue la tarde de López Simón. Apenas había salido de toriles el segundo de la tarde cuando la lluvia se hizo presente, primero de manera tímida y luego en mayor cantidad y persistencia. El diestro madrileño lo intentó de todos los modos ante un toro sin ganas de pelea que no dio juego alguno. El espada supo mantener el tipo y acabó paseando una oreja. Poco pudo hacer en el quinto de la tarde, ya con el albero encharcado, ante otro astado que no estuvo a la altura y que no dio opciones. Su escasa faena, sin apenas poder ligar dos pases seguidos, fue ovacionada tras matar de estocada. No pudo hacer más.

 

Y llegó el turno de Antonio Puerta, con el mejor lote de la tarde aún a pesar de tocarle lidiar en último lugar y con el ruedo ya en unas condiciones no aptas para el lucimiento, sobre todo cuando se llegó al sexto del encierro. Pese a todo, el de Cehegín sigue en racha y con unas ganas inmensas de seguir triunfando. En su primera faena ofreció un amplio repertorio de pases. Se mostró torero en todos los lances de la lidia, brilló con el capote y manejando ambas manos. Acabó su actuación con una estocada y recibiendo dos orejas, aunque el respetable pidió también el rabo.

 

En el que cerraba plaza, sin duda el mejor de la corrida, el murciano se jugó el físico -igual que habían hecho antes sus compañeros de cartel-, con un ruedo que presentaba muchísimo peligro y en el que cada vez se hacía más difícil sostenerse en pie. Por suerte no hubo resbalones, y aunque se pasó por alto el tercio de banderillas ante la dificultad que suponía su colocación y tener que salir de entre las astas del toro manteniendo la verticalidad, la lidia se desarrolló bajo un intenso diluvio. Y así, Antonio puerta se dio un autentico ‘baño’ de toreo, con temple, marcando bien las distancias, cambiándose la muleta de mano y logrando una faena que ‘caló’ en los tendidos incluso más que la lluvia lo venía haciendo casi desde el inicio del festejo. Y así, bajo un auténtico diluvio, Antonio dio una triunfal vuelta al ruedo paseando los máximos trofeos, convirtiéndose en el gran triunfador de la tarde y abriendo la Puerta del coso de la Era por primera vez en su corta pero intensa vida como matador de toros, repitiendo así lo que ya hiciera, por partida doble, en sendos triunfos en la feria de Murcia hace muy pocas fechas.

 

Al final, después de que López Simón abandonara la plaza por el patio de cuadrillas, Padilla y Puerta salieron a hombros en una de las que, seguro, habrá sido de las tardes más complicadas de cuantas han vivido sobre el albero estos tres espadas.

 

 


Antonio Puerta en el sexto de Abarán al que cortó dos orejas y rabo

 

 

 

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