
El temor y la preocupación se han apoderado de los vecinos de la Estación de Blanca a raíz de la oleada de robos que han sufrido en los últimos meses. Los dos últimos ocurrieron en la noche del pasado viernes, en apenas dos horas, y mientras cientos de personas asistían a la tradicional procesión de la Virgen del Pilar, patrona de la pedanía. Los ladrones perpetraron los robos en un chalet y en una vivienda separados por menos de un kilómetro de distancia, dos inmuebles que se encontraban vacíos en el momento del asalto.
En la primera vivienda, situada en el paraje Lomas de Pinar, los cacos forzaron la reja de una ventana con un hierro, accedieron a las habitaciones, removieron cajones y armarios y se apoderaron de joyas y dinero, más de 1.000 euros. El robo se perpetró después de las nueve de la noche, pues hasta esa hora sus moradores aún permanecían en ella, por lo que todo hace indicar que los ladrones aguardaban en las cercanías el momento en el que la casa estuviera vacía.
Al regresar, sobre las once menos cuarto de la noche, la madre encontró la puerta de la cocina abierta y ya supo algo no iba bien, no tardando en descubrir que todas las habitaciones estaban revueltas. Los autores del robo, al menos dos personas y posiblemente ayudados de un tercero que se encargaría de vigilar la zona, se dejaron por el camino mientras huían una tablet y 60 euros, que fueron encontrados junto a la repisa de la ventana por la que accedieron a la propiedad. Efectivos de la Policía Judicial estuvieron trabajando durante toda la mañana de este sábado en busca de huellas y pruebas que ayuden a descubrir la identidad de los autores de este robo con fuerza en las cosas.
Tras este delictivo episodio, sus autores se dirigieron a otra vivienda, esta vez en la calle del Pino, y, utilizando el mismo modus operandi, accedieron por una de sus ventanas tras forzar la reja de protección. Allí también revolvieron todas las habitaciones para apoderarse de unos 1.800 euros en metálico, joyas, una cámara de fotos y una tablet. El propietario de esta vivienda se mostró seguro de que los cacos sabían cuál era el mejor momento para cometer el robo. «Llevamos viviendo en esta casa siete meses. Mi hija se fue a la procesión a las nueve menos diez de la noche». Además, los ladridos de los dos perros que había en la vivienda se 'desactivaron' por los cohetes que se lanzaron en la procesión.
Asimismo, una tercera vivienda situada en la misma zona también estuvo a punto de correr la misma suerte. Su dueña escuchó ruidos y subió la persiana de la habitación donde dormía, una acción que acabó ahuyentando a los ladrones.
Fuentes cercanas a la investigación -que ya estaría muy avanzada-, señalan que la Guardia Civil podría estar trabajando en una pista para descubrir la identidad de los autores de estos robos y proceder a su detención.
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