Elías Tudela Martínez, de Cieza, estudiante de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), es el autor de un más que interesante proyecto que muestra las posibilidades de recuperación del otrora edén conocido como 'El Menjú', un paraíso natural situado entre los términos municipales de Abarán y Cieza, y que el castigo del olvido y la desidia de los días dejaron perder y transformar en un valleinclaniano jardín umbrío, asediado en los últimos años por numerosos incendios forestales y otros tantos conatos que están abocando a la finca, junto al río Segura, a un peligro constante. Es una información que hoy recoge el diario 'La Verdad' y que firma su corresponsal Antonio Gómez.
El joven estudiante ciezano, como resultado de su actividad investigadora en el seno de la Politécnica de Cartagena, ha diseñado una estrategia de rehabilitación de este bello paraje para potenciar el atractivo del paisaje fluvial de la Vega Alta que lo circunda. El espacio, hoy abandonado, se destinaría a usos culturales y deportivos, según la idea del flamante titulado en Arquitectura por la UPCT.
Recuerda Torres Fontes que la Crónica General de Alfonso X registra que, en junio de 1228, el caudillo murciano Aben Hud, descendiente de los antiguos reyes de Zaragoza, se alzó en el castillo de Ricote contra los almohades. Los documentos lo denominan Abenjud en 1475 y Benjú en 1780. María José Díez de Revenga, catedrática de Filología y especialista en Gramática Histórica, afirma que, a partir de finales del siglo XVIII, el topónimo da muestras de una importante corrupción fonética: cambia la 'b' inicial por 'm'. Así pues, de Aben Hud se pasa a Abenjud, de aquí a Benjú, y este último se corrompe y llega a Menjú, que vendría a dar nombre a la antigua y abandonada finca señorial, con un romántico jardín botánico incluido, que se halla aledaña a la vieja central hidroeléctrica, también en desuso, que dio por primera vez luz eléctrica a la ciudad de Cieza y que, desde hace décadas, está sufriendo los avatares de los años y, de manera especial, los ataques vandálicos.
Cinco hectáreas
La finca, en la margen derecha del Segura, ocupa una extensión de cinco hectáreas. Se extiende desde la ribera del río hasta el borde del monte de la Atalaya y cuenta con tres edificaciones, hoy prácticamente en ruinas: casa de El Menjú, donde residían sus propietarios en sus estancias temporales; la fábrica de la luz, que daba servicio a la mencionada central hidroeléctrica, que funcionó desde antes de 1900, y la casa del servicio. Fue adquirida en 1908 por Joaquín Payá López de Armengoza, ascendiente de la actual princesa de Bulgaria, Carla Royo Villanova.
Constituye una joya patrimonial abandonada que Elías Tudela propone recuperar con un proyecto de centro deportivo y agroturístico con el que ha culminado el grado en Arquitectura. El trabajo contempla la recuperación de los trazados históricos a través de la finca y la mejora de sus comunicaciones con dos nuevos puentes, uno peatonal y otro para vehículos de servicio y emergencias, así como la rehabilitación de su muelle para que sirva de parada a las embarcaciones que realizan descensos por el río. «La idea es vincular la huerta a la práctica de deportes al aire libre, para lo que se incorporarían instalaciones de madera propicias para el ejercicio de disciplinas como el yoga o 'street dance'», ejemplifica el autor del proyecto, que ha sido dirigido por los profesores Fernando García y Marcos Ros. En un entorno de gran valor e interés paisajístico, cerca de yacimientos arqueológicos y de rutas deportivas y de interés, como la de las Norias de Abarán, el proyecto sugiere aprovechar el potencial del espacio para incrementar el atractivo turístico del Valle del Ricote. «Tendría sentido en consonancia con otras actuaciones en la zona», explica el ya arquitecto.
Convertir la central hidroeléctrica del paraje en un espacio gastronómico y crear instalaciones que sirvan para acoger eventos culturales y artísticos son otras de las propuestas del trabajo final de estudios del alumno de la Escuela de Arquitectura y Edificación de la UPCT. «Estudiando esta carrera te surgen inquietudes al ver espacios patrimoniales abandonados y por eso quise proponer soluciones», explica Elías Tudela.
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