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La llegada de la 'mosca de la fruta' amenaza los cultivos de la Vega Alta

Claudio Caballero (La Verdad) / J. A. Moreno | 1910 Martes, 02 de Julio de 2019 Tiempo de lectura:

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La organización agraria COAG de Cieza hizo un llamamiento a los agricultores cuyas tierras y frutales se vieron afectados por la tormenta del pasado 22 de mayo, para que procedan a destruir la fruta que no recolectaron al estar dañada por el pedrisco. La llegada de la plaga denominada 'Ceratitis capitata', comúnmente llamada 'mosca de la fruta', amenaza, asimismo, los frutales de la Vega Alta y otros municipios. Los técnicos y especialistas temen que este insecto «pueda reproducirse sin control», ya que solo una de sus hembras puede llegar a depositar entre 300 y 400 huevos.

 

Juan Antonio Vázquez, técnico colaborador de Coag, explica que «la mosca se reproduce con mucha rapidez, detectándose primeramente en los lugares de la costa, con climas más benignos en invierno, pero avanzando rápidamente hacia el interior conforme las temperaturas van subiendo». Por ello, este experto aboga por «un plan de choque inmediato en toda la Vega Alta y en los demás municipios por los que se está extendiendo esta dañina plaga para el campo».

 

«Es muy importante que los agricultores que no hayan cogido su fruta al estar apedreada procedan a tirarla al suelo», subraya Vázquez, que insiste en la importancia de moler las piezas, ya que «en el suelo, la 'mosca de la fruta' también se reproduce». Es este último aspecto en el que más quieren incidir desde el sindicato agrario Coag Iniciativa Rural. «Muchos productores creen que basta con tirar la fruta al suelo, pero lo que no saben es que si la dejan sin demoler es aún peor, porque la mosca encuentra aún más facilidad para reproducirse en una superficie que es mucho más estable; hasta escarba en la tierra para poner sus huevos», insiste el técnico, que sentencia que «si dejamos los huevos sin destruir, el año próximo tendríamos una plaga de grandes dimensiones y de consecuencias incalculables para los cultivos».

 

 

Un proceso de metamorfosis

 

El procedimiento que deben seguir los agricultores es el de azotar los árboles para que la fruta caiga, e inmediatamente después proceder a labrar todo el terreno con tractores o máquinas de cavar. «De esta forma conseguiremos también un abono para las tierras, ya que obtenemos muchos nutrientes que después no vamos a tener que poner y que van a suponer un ahorro económico bastante cuantioso para el agricultor», señala Vázquez.

 

Desde Coag explican que este insecto, también conocido como 'mosca del Mediterráneo', es originario de África y durante su desarrollo pasa por un proceso de metamorfosis completo. «Es decir: huevo, larva, pupa y adulto», apunta la organización agraria. Su actividad comienza en primavera y alcanza su máxima reproducción en verano, aunque un ciclo entero y en condiciones climatológicas óptimas podría completarse en entre 20 y 30 días. «Con este ritmo de reproducción, estamos hablando de unas siete generaciones las que puede alcanzar este insecto desde que comienza su actividad en abril, alargándose durante todo el verano y concluyendo para los meses de septiembre e incluso octubre», dice Vázquez.

 

La mosca penetra en el fruto como si de una picadura se tratara y durante el proceso de alimentación va construyendo vías de acceso que luego son utilizadas por bacterias y hongos. «Esta combinación concluye prácticamente con la pérdida de la cosecha, ya que el fruto pierde consistencia y madura de forma más rápida, lo que provoca que no se pueda recuperar con ningún tipo de tratamiento», apunta Vázquez.

 

Como curiosidad y aunque sin una explicación estudiada, Juan Antonio Vázquez destaca que «se ha detectado un aumento de la actividad y reproducción del insecto durante una tormenta eléctrica, aunque esta se produzca sin precipitación. Tal vez sea el sonido de los truenos o incluso la carga eléctrica de las tormentas las que estimulen a estos pequeños insectos», sostiene.

 

En cuanto a su control para años venideros, Vázquez incide en que uno de los mejores resultados se obtiene reduciendo el número de adultos, y esto se consigue con la combinación de un 'trampeo masivo' y la aplicación de tratamientos químicos. «Tienen que colocarse botes estratégicamente distribuidos con esencias que atraigan al insecto, y por otra parte hay que realizar fumigaciones a lo largo del año para erradicar su proliferación», advierte el especialista de Coag, preocupado por la situación de los cultivos.

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