Por si alguien no me conoce, comienzo este escrito presentándome: soy Mercedes de la Fuente Tornero, maestra jubilada, antigua concejal de nuestro ayuntamiento y durante bastantes años directora del Colegio San Pablo de Abarán. Creo, que he sido siempre una buena ciudadana, amante de nuestro pueblo, colaboradora en cuantos actos se me ha pedido, pregonera de las Fiestas y de Navidad, he dado conferencias en colegios, CIMA y en cuantas ocasiones y lugares se me ha requerido. Tengo cuatro hijos, buenos ciudadanos, con unas estupendas familias, amantes de los animales, respetuosos con cualquier tema, raza o cultura y cumplidores de las leyes y preceptos. Ah!, se me olvidaba, hija de un Guardia Civil, cuerpo muy respetado por mí al igual que al de la Policía Local o cualquier autoridad lleve o no lleve uniforme.

Este escrito lo realizo porque el pasado día 15 de Mayo, tomó la Primera Comunión una de mis nietas y, cuando subía de Misa, ya casi la 1.30 de mediodía, dejé el coche frente a mi casa en la calle San Damián, subido en la acera (todos sabemos en esa calle no hay donde aparcar) y con las luces en intermitente para indicar que iba con brevedad. Entré a mi casa para indicar a mi marido (que por desgracia va en silla de ruedas debido al ictus que sufrió), que ya nos íbamos hasta el lugar donde celebraríamos una comida familiar con motivo de la Primera Comunión, apenas un minuto dentro de mi domicilio cuando una persona me advirtió que estaban multando mi coche, salí enseguida y efectivamente un agente local me había colocado una multa. Le dije;  “que me iba ya, que tenía que montar a mi marido que iba en silla de ruedas” y él me respondió con poca amabilidad “que estaba impidiendo el paso de peatones por la acera y que si tenía que subir a mi marido dejase el coche en medio de la calle” le respondí: “claro entonces me lo multáis por cortar el paso y   además constantemente dejan coches en lo alto de la acera y no los multáis”, me dijo algo que no sé qué fue y concluyó diciendo: “que la multa estaba puesta y no se quitaba”. Yo, un tanto enfadada -pero era la Comunión de mi nieta y no quería más líos-, cogí la multa y dije: “pues la pagó y ya está” y lo único que hice, quizás incorrectamente, es que quité la multa del cristal de mi coche y la tiré al suelo (pienso que yo con el papel puedo hacer lo que quiera, mientras la pague, no creo que deba poner el papel en un marco, estaba molesta por la actitud del policía y por sus formas y su ‘tuteo’ irrespetuoso, a mí por mi edad y porque -y esto lo insisto- no le había dicho nada ofensivo ni a gritos ni con malas formas). Al tirar yo el papel al suelo, fui a subirme en mi coche para marcharme y dejar la acera libre (aquí quiero también insistir que la calle San Damián, tiene acera a ambos lados y los peatones tienen dónde caminar sin peligro y vuelvo a repetir que yo sólo dejé el coche un par de minutos) entonces el policía me dijo: “que cogiese la multa porque me iba a poner otra multa por falta de respeto” yo sorprendida le dije: “acaso yo te he faltado el respeto a ti”.  Él, sin responderme, subió al coche policial -donde se encontraba otro agente que no intervino para nada en lo anterior expuesto, pues ni siquiera se bajó del coche y no tengo nada que decir de él-, y se marcharon. Yo me subí a mi coche y me dirigí al encuentro de mi familia para celebrar la Comunión.

Y hoy lunes 14 de Junio, me encuentro con la desagradable sorpresa de una carta del ayuntamiento, firmada por la secretaria en la que se me comunicaba una denuncia acusándome, aquí escribo las palabras de la acusación: «La persona reseñada se dirige a los agentes con un tono de voz muy elevado y chulesco manifestando a los agentes que le pongan las denuncias que quieran y que si no sabéis hacer otra cosa, nada más que denunciar, cogiendo el ticket de la denuncia y arrojándolo a la vía pública diciendo que a ella se sobra el dinero para pagarlas, acompañando su actitud con aspavientos y comentarios despreciables hacía los agentes».

Juro que sólo levanté la voz cuando salí de mi casa para llamarlos y decirles que no me multasen que me iba y juro que no hice ningún aspaviento ni comentario despreciable a los agentes ni tuve ninguna actitud chulesca porque eso no va con mi personalidad y educación y creo que en el pueblo me conocen muy bien para saber que esas acusaciones no corresponden a mi persona. He jurado porque para mí un juramento es algo sagrado y sincero.

Me duele mucho que a mis 71 años y tras una vida impecable familiar y profesionalmente se me acuse como si yo fuese una incívica y aún me duele más que este ayuntamiento conociéndome como me conoce muy bien haya aceptado esta denuncia sin escucharme a mí y me hayan tratado como una delincuente camorrista y chulesca, estoy muy dolorida y apenada, pero eso sí, no avergonzada porque no tengo nada de qué avergonzarme.

Si escribo esto aquí es para poner en conocimiento que los buenos ciudadanos a veces “nos llevamos los palos” cuando otros no se los llevan mereciéndolo y añado que aprendan “ciertos agentes” porque no voy a meter en el mismo saco a todos los policías, que a las personas mayores se les habla de usted y se le escucha sin actitudes amenazadoras ni chulescas (empleo esta palabra porque la han empleado para acusarme a mi).

Mi respeto a la Policía Local en general, pero mi repulsa ante ciertos comportamientos de algún agente en particular.

Mercedes de la Fuente Tornero

Abarán 14 de Junio de 2021