
Fue hace ya algún tiempo, más de 40 largos años, cuando apenas éramos un grupo de adolescentes, inquietos, soñadores, que jugábamos a ser mayores y nos acercábamos al siempre maravilloso mundo del Tenis, ese fantástico juego que apenas conocíamos por pequeñas referencias en las “pleistocénicas” televisiones de entonces, y las breves noticias que a veces publicaban los diarios deportivos del momento.
Y en eso, apareciste, por la vieja pista del instituto, cabalgando sobre tu moto, raqueta al hombro, la cinta en la frente, pero sobre todo con tu didáctica y sencillo verbo.
Contigo aprendimos palabras y conceptos tales como ace; tie break, deuce, grip…. descubrimos figuras, hombres y nombres que parecían venir del mismo Olimpo del tenis: Vitas Gerulaitis, Patrick Rafter, Goran Ivanisevic…pero por encima de todos ellos el mito Pat Cash, tu referente en el juego y al que intentabas emular en ocasiones.
Paciente y tranquilo, nunca escondiste una palabra de ánimo, un consejo, cualquier observación que pudiera ayudarnos a mejorar. Disfrutabas, y nos hacías disfrutar con tus detalles y gestos técnicos, la facilidad y elegancia con que manejabas la raqueta, y qué para nosotros, todo atención, era casi como oír, más aún, tener allí delante al mismísimo Rod Laver.
Personalmente, tuve la suerte de compartir muchas horas, casi oceánico el tiempo. Impregnado como estabas de cierto “duende”, fue un privilegio escuchar tus profundas reflexiones sobre lo divino y lo humano, tú particular y original interpretación de la vida. Siempre un amigo enorme y bueno de todos, solidario, atento, servicial…!, el mundo te dolía, a caballo entre un personaje del “universo Lorquiano” del gran Federico, y el drama que desprendía Bécquer .
Alguna vez, incluso, te dije que eras “el último romántico”, y sonreías, con esa simpática y personal sonrisa que fácilmente reflejabas
Fueron tantos los momentos, las anécdotas, las vivencias, que permanecerán siempre en la memoria de aquellos que tuvimos la fortuna de conocerte.
Y hasta aquí has llegado, pero como reza la célebre frase , esto no es final, “la muerte no es el final”, doloroso, sí, mucho, pero no ha terminado, tan solo has perdido tu servicio, porque a buen seguro, allí arriba, en lo más alto del cielo, te espera esa espectacular cancha de tenis que soñaste, donde el partido continuará, un eterno set, y en las pausas, no pocos se te acercarán, buscando consejo, como hicimos algunos en otro momento, y guiñando el ojo, cariñosamente, les dirás lo que a veces nos repetías, y que en esencia es/fue todo un principio de vida:
«Siéntete seguro y convencido de lo que haces, agarra bien la empuñadura, y golpea la bola fuerte, muy fuerte… a las tres, a las nueve, o a las doce»
Antonio C. Miñano “Hippie”
-Siempre con nosotros-
Tu amigo J. Federico Cabanes
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