
Cerrando una intensa jornada del Viernes Santo que comenzó a las cuatro de la madrugada con los rezos de las estaciones en la singular procesión de Penitentes, y continuó a primera hora de la mañana con la procesión del Vía Crucis, la imagen del Cristo Yacente reflejó, ya por la noche, una verdadera muestra de recogimiento y sentimiento religioso en la que es, junto a la del Silencio, la procesión más solemne de cuantas figuran en la Semana Santa de Abarán.
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