
La Audiencia Provincial de Murcia acogerá a partir del 11 de mayo el juicio por la muerte de Maruja Velandrino quien, en la primavera de 2019, fue hallada muerta en su domicilio de la calle Doctor Molina en extrañas circunstancias. El acusado por esta muerte violenta, Joaquín G. V., se sentará en el banquillo y podría enfrentarse a la primera condena de prisión perpetua revisable que se imponga en nuestra región en caso de que un jurado popular le declarase culpable. El encargado de su defensa, el letrado Pablo Martínez, que pedirá su absolución, asegura que «no hay conexión más allá de una especulación para justificar una acusación huérfana de pruebas y cargada de especulaciones», y subraya que se analizaron múltiples cámaras y no se obtuvo ninguna imagen del procesado. La vista está previsto que se prolongue durante varias semanas concluyendo en torno al 2 de junio.
El diario 'La Verdad' recoge hoy un contenido informativo firmado por la periodista Alicia Negre donde recuerda cómo transcurrieron los hechos y adelanta que el fiscal, en su escrito de conclusiones provisionales, sostiene que la noche del 22 de abril, la octogenaria recibió la visita de Joaquín, su sobrino nieto. Este, presuntamente, acudió a la casa con la intención de «satisfacer sus libidinosos deseos». Para adentrarse en la vivienda, según relata el Ministerio Público, utilizó una copia de las llaves de Maruja que esta había confiado a su madre.
El Ministerio Público acusa a Joaquín de un presunto delito de asesinato y reclama, por primera vez en la Región, una pena de prisión perpetua revisable. Además, solicita que se le impida vivir o acercarse a Abarán durante un cuarto de siglo. Le imputa, asimismo, un supuesto delito de allanamiento de morada en concurso con uno de tentativa de violación por el que reclama nueve años de cárcel.
El Ministerio Público, sin embargo, no se quedó ahí e incluyó inicialmente en su escrito unas acusaciones que finalmente deberán ser juzgadas de forma separada. El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) acabó aceptando la petición del abogado de la defensa, Pablo Martínez, y esos supuestos delitos no serán examinados por el jurado popular en la vista que se iniciará en las próximas semanas en la Audiencia Provincial.
Familiares de la víctima creen que es una pena «elevada, pero justa»
«Creemos que es una pena muy elevada, pero justa». Los familiares de la vecina de Abarán aguardan con nerviosismo el inicio del juicio. «Esperamos que la ley caiga con todo su peso», relata uno de sus allegados a La Verdad. «No nos cabe ninguna duda de que ha sido él».
En el momento de su muerte, la perjudicada tenía dos hermanas, una hijastra y siete sobrinos a los que la Fiscalía reclama que se indemnice por el pesar de su pérdida. Algunos de estos familiares explican que Maruja les había confiado la situación de temor en la que vivía. «Ella me había contado que la estaba acosando», explica una allegada. Estos familiares lamentan que tengan que cruzarse habitualmente con el sospechoso, que se encuentra en libertad provisional a la espera de juicio.
El fiscal sostenía en su escrito que no era la primera vez que Joaquín se presentaba en la casa de Maruja. Ya lo hizo, según esta parte, en la noche del 16 de enero de ese año, tres meses antes, cuando supuestamente se adentró en la vivienda y agredió sexualmente a la mujer. El fiscal explica que Maruja no denunció estos hechos por vergüenza y por evitar un conflicto familiar, pero no le permitió más la entrada al joven en su casa. Pese a ello, sostiene el Ministerio Público, el procesado siguió merodeando la casa, tocándole en algunas ocasiones al telefonillo. Unas circunstancias que, al parecer, sumieron a la octogenaria en un estado de temor, desasosiego y miedo que la llevó a alterar sus rutinas y horarios.
Con estos hechos en la mano, el fiscal le imputa, además, a Joaquín un delito de violación y otro de acoso de los que deberá defenderse en otro momento. Una de las acusaciones, que representa a familiares de la difunta, sostiene en su escrito que Joaquín ya había visitado un año y medio antes a otra familiar, de edad avanzada, mostrándole los genitales y masturbándose en su presencia.
Todos estos hechos, aunque previsiblemente saldrán a colación, no serán juzgados a partir del próximo 11 de mayo. El jurado popular, que tendrá entre sus manos la primera posible condena a prisión perpetua revisable de la Región, se centrará en determinar si Maruja murió a manos de su sobrino nieto al tratar de negarse a un ataque sexual.
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