En un año en el que, entre otras efemérides, regresaba la paz mundial tras la primera Guerra Mundial, Mahatma Gandhi era arrestado por secesión, se descubría la tumba de Tutankamón, o se instauraba en el mundo el Art Decó, nacía en nuestra pequeña Villa de Abarán la que es, a día de hoy, una de sus vecinas más longevas: Pilar Torres Gómez, hija de Consuelo del Geto y de Rafael de la Portilla, hermana de Jesús y José Torres, casada con Antonio Lozano con quien tuvo una única hija: Magnolia.

Pilar cumplía este domingo un siglo de vida. Y lo hacía «tremendamente feliz», en una celebración familiar y rodeada de un inmenso cariño. Desde el  Ayuntamiento de Abarán se había hecho el ofrecimiento de homenajearla, pero ella, muy agradecida por el interés mostrado, decidió declinar la solicitud «por querer celebrarlo en casa tranquila y por la timidez que me crean estos actos públicos».

Con 100 años a sus espaldas vividos de manera intensa, nuestra paisana ha sabido aprovechar al máximo su tiempo libre recorriendo casi toda España y disfrutando sobre todo de Andalucía y de la costa murciana, ya que todos los jueves, mientras las fuerzas se lo han permitido, no ha faltado a su cita con la playa en los viajes en autobus que sacaban, siempre acompañada de sus inseparables vecinas, Mª Luisa de la Chavilla y Encarnica de la Grilla, entre ellas, y junto a sus sus nietos, Josué y Natalia, que siempre han estado con élla.

Pilar siempre ha destacado por sus manos, unas manos muy hábiles para la costura y para las manualidades, incluso llegó a tener una peluquería. Pero donde más ha destacado ha sido en su Hermandad de 'La Verónica', a donde llegó de la mano de su yerno Jaca y donde hizo una gran amistad con la familia Feligrés. Por sus manos han pasado cientos de túnicas, galas, faldetas y demás telas de la hermandad.

Enamorada de su familia

Desde siempre, y principalmente cuando las fuerzas comenzaron a flaquear, Pilar vive tranquila al amparo familiar, super cuidada por su hija y su yerno, rodeada de sus nietos y bisnietos, disfrutando de la lectura y, cuando se puede, de media cañica con unas gambicas y un par de buenas anchoas.

Con motivo de este 100 cumpleaños y colmada de felicitaciones y regalos, Pilar no quiere desaprovechar la ocasión para mandaros su agradecimiento «por tantas muestras de cariño, en especial de mis vecinas; a Dori, que me ha traido un precioso ramo de rosas; a familiares y amistades de mi hija y mi yerno, que siempre me han tratado muy bien. Y tambien al Ayuntamiento por el interés mostrado. Muchas gracias!!», se despide... hasta el año que viene, si Dios quiere.